Veo por mi ventana y siento la brisa,
La armonía tiñe las colinas,
Y la viña alimenta mis sentidos.
El desahogo matinal prolifera insaciable,
Adquiere una fuerza perceptiva.
Arrimo mis ojos al tibio umbral,
Domino mis retinas para mirar sin pestañar,
Es imponente y lo siento cercano,
Vivo como puedo en este terreno olvidado.
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